Por Dr. Bayardo Moreno-
Piedrahita Tatés
MOVIMIENTO ACADEMICO DE ABOGADOS PROGRESISTAS
Al
conocer la convocatoria realizada por el
C. de la J. de Transición para la elección de jueces de la Corte Nacional de
Justicia, no cabe duda que estudiosos, sabios, profanos, legos y todos; pero
sobre todo los graduados en derecho, por un momento nos pusimos a pensar en el
sustantivo femenino justicia y la célebre definición universal con la que
Ulpiano caracterizó para la posteridad, al consagrarla como la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno lo suyo en
cualquier circunstancia; y, por supuesto nuestra mente sintonizó a la idea de
la misión del juez, juicio, sentencia, juzgado, tribunal, corte, etc. y nos vinculó
también con sustantivos, calificativos y
verbos como litigio, juicio, autos, decretos y otros, con mayor o menor
profundidad, en cuanto a su significado.
Sin
embargo, en este proceso que lleva a cabo el C. de la J. lo que más ha
preocupado es la elección de los
aspirantes a JUECES, por ser las personas que se encargarán de ejercer la
potestad pública de juzgar y hacer ejecutar lo juzgado en el recuso
extraordinario de casación, en materias determinadas y los casos de fuero.
Tampoco deja de preocuparnos la lentitud y la
forma como se sustancian los recursos y los procesos. No podemos pasar
por alto la preocupación de lo que significa el debido proceso dentro del
JUICIO, entendido como la contienda legal sometida a la resolución de los
jueces. Y menos es indiferente la acción de JUZGAR, en estos tiempos que con el
pretexto de vigilar el respeto a los derechos humanos, se irrespetan otras
garantías y derechos, sin contar con la actitud permanente e imparcial del
juzgador para administrar Justicia y decidir con equidad la contienda legal
sometida a su veredicto; y, más aún no deja de preocuparnos a los habitantes
del País, no sólo a los abogados, que SENTENCIA, es el acto culminante de una
instancia y si es la última, es la decisión suprema que podría ser determinante
de la suerte, el futuro y la vida de las personas y familias involucradas en el
juicio; o que talvez le permita mirar un rayo de esperanza en los recursos
legales y constitucionales, que igual, se someterán al acto jurídico o veredicto
dictado por otro juez; como la decisión final del juicio o recurso, en
cumplimiento de la potestad judicial consagrada en la Constitución y la Ley.
Por tal razón, esa preocupación no es novelería ni la mala costumbre de
criticar por criticar por que somos así. De verdad es la conciencia con que
obramos las personas que hemos aprendido a vivir en sociedad y nos preocupamos
por nuestros semejantes, sean familiares
íntimos o enlazados en la gran familia humana; porque hemos vivido y hemos
recibido los golpes de la indiferencia y no esperamos recibir más, como simples
espectadores.
No
es una novedad, en toda sociedad, la presencia del juez en el diario convivir
en la contienda legal o en la mediación es imprescindible es decisiva para
mantener el equilibrio de las relaciones de toda índole que nos obliga la vida.
He ahí, la enorme responsabilidad y trascendencia del cargo de Juez; más aún para
las partes que litigan y no sólo para el
abogado; pues su decisión se convierte para unos en la posibilidad que rehabilita
la ilusión de vivir y para otros en la
pesadilla y la depresión fatal de morir. En los dos casos, la resolución del
juzgador es un acto especial como fraguado en lo recóndito del misterio y hasta
del más allá. Mucho más, en los casos que no es fácil decidir. No es
desconocido para ningún ser mortal que
la misión de juzgar está a cargo de hombres y mujeres de carne y hueso, física
y materialmente iguales de los demás, que al revestirse de la facultad que le
confiere no sólo el pueblo a través del Estado, sino su propio compromiso que
adquiere de cumplir su misión con leyes hechas por humanos como herramientas y
el valor de su propia conciencia, resuelve conflictos generados por otros seres
humanos en actos individuales o colectivos, por acción u omisión, cumplimiento
e incumplimiento. En consecuencia, si existe el respeto que está obligado a
observar el Organismo encargado de la selección de los mejores aspirantes a
jueces, sobre sus hombros estará la responsabilidad social de que la justicia
se presente con la majestad y respeto
que necesitamos.
El
compromiso de ser juez en la vida real es muy delicado, por que esta autoridad
al resolver los juicios generados por los conflictos sociales, en su misión de
juzgar no podrá tomar decisiones intermedias. O concederá el triunfo a uno y anunciará
la pérdida a otro. En ningún caso habrá empate. Aunque podría darse de caso de
la nulidad procesal. Bajo esos parámetros de jurisdicción y competencia, al
juzgador de primera o segunda instancia, a la CNJ que conoce el recurso legal
extraordinario de casación; al juez constitucional, que se encarga del recurso extraordinario de protección, según su
jerarquía o instancia; no le queda ninguna formula para decidir que demandante
y demandado, se encuentran en una situación de empate, ni siquiera aplicando
las reglas de la sana crítica. Es que al resolver sobre la contienda legal o
los recursos que se han puesto en su conocimiento, uno debe tener a su favor el
derecho para que se le haga justicia al amparo de la Ley y la moral y otro
tendrá que asumir su responsabilidad de reparar los daños ocasionados, según el
o los casos; porque esa es su responsabilidad con la sociedad y porque esa es
la función casi divina del Juzgador; aún, con personas que gozan de fuero de corte,
privilegiados por ostentar altos cargos; ante la indiferencia de la igualdad
ante la Ley.
Ahora
bien, sobre el tema, la CRE del 2008, en el Capítulo Cuarto que trata sobre los
principios de la administración de justicia no realiza cambios sustanciales en
la acción de sustanciar, juzgar, sentenciar, administrar, ejecutar y acciones
complementarias que se vinculan con la difícil tarea del juez, como no lo hace
el Código Orgánico de la Función Judicial, que ahora obliga al juez, a invocar
como mandato la frase sacramental en
nombre del pueblo y por autoridad de la Ley antes de pronunciar su
veredicto; que no constituye un cambio de mucha trascendencia, pues la ley
procesal sigue siendo una ficción impráctica e inconsulta que mantiene en
vigencia el viejo régimen, con salvedad de la tremenda improvisación de ciertos
jueces y operadores de justicia; que en nada benefician a la actividad y misión
del juzgador ni del usuario, peor al abogado en libre ejercicio. Entonces, a
los aspirantes que resulten elegidos, si en su conciencia anhelan lograr algún
avance en la administración de justicia, tendrán que revestirse de una actitud
sobrenatural, no digo dictatorial, sino de sabiduría, para que se cumple el
sueño de implantar la soberanía, la independencia económica y la
autodeterminación de la Función Judicial y con esos atributos, alcanzar el alto
pedestal para el juzgador del nivel e instancia que fuere. Por tal razón la
persona de uno u otro género que llegue a desempeñar ese cargo, en su sentencia
no podrá profanar el nombre del pueblo ni el suyo; por que de hecho se habrá convertido en un
ser muy visible en el desenvolvimiento social, por que en él radicará la
soberanía que le da fuerza al pueblo y al poder al Estado.
Pero
hay algo más. Si hablamos de la importancia y de la seriedad en la designación
de los nuevos jueces, es menester decir, que de la rectitud, seriedad y
responsabilidad del juez del futuro, de él dependerá la felicidad o el
descalabro de nuestro pueblo. He ahí, la razón por la que la sociedad y los
abogados, el momento actual que se ha comenzado a elegir a los jueces de la CNJ
que reemplazarán a los transitorios e interinos que han permanecidos hasta la
actualidad y, los otras instancias y dependencias judiciales y,
constitucionales; estemos atentos para exigir severamente que se elijan como
jueces a personas de prestigio moral dentro del foro, buen crédito en la
sociedad, conducta intachable en la familia, que acrediten poseer magnifica
erudición jurídica, transparencia en sus actos públicos y privados en el ámbito
en que se desenvuelvan; que constituyan el buen ejemplo para los jóvenes y el
conglomerado social, que tengan amor al estudio y otras virtudes que les
permita discernir con sabiduría los problemas y dictar con equidad la
resolución en los juicios que sean, para devolver a los habitantes del País la
seguridad jurídica que consagra la Norma Suprema del Estado, que tanto
necesitamos, para que este cumpla con el deber primordial de garantizar la
vida, los bienes, el honor y el buen nombre de los habitantes de su pueblo, a
través de la autoridad del Juez, que por supuesto no tendrá el “truchiman”, el
respeto a los demás y la aplicación de la Ley. Entonces los aspirantes cuestionados o con antecedentes, no deberían
ser elegidos jueces en ninguna instancia
Los
aspirantes y en especial los que sean elegidos no deben olvidar que para ser ungido
juez de cualquier nivel, a más de los requisitos anotados, es necesario estar
superdotado de la vocación de servicio y la formación personal que le permita
al elegido conservar la humildad de entender que esa elección no le quita la
condición de empleado del pueblo, JUEZ NATURAL DE TODOS LOS JUECES, empleador que siempre la conserva esa
calidad, de comienzo a fin (Eduardo Couture).
Los
elegidos que no olviden que ante el pueblo juez natural de los juzgadores no
sirven el tráfico de influencias ni los acomodos políticos, ni las actitudes
dudosas que generan desde ya la presencia de algunos de los aspirante, que por
cierto tendrán que darse un baño de transparencia y confesarse públicamente
ante su más alto tribunal el Pueblo. Solo así, algún día volveremos a tener un
justicia respetable, con el sello del respeto que merece la ardua tarea de
administrar justicia en forma imparcial en la que se ponga en evidencia la conciencia
suprema del juez, que reclamamos todos los ciudadanos del país a la Función
Judicial.
Lamentablemente,
algunos integrantes de la burocracia judicial no reúnen los requisitos que nosotros proponemos para
que se imponga la carrera judicial en la selección para designar a los jueces
de casación de la CNJ, ya que existe el temor que sigamos en lo mismo; y que por
obra de los “palanqueadores y padrinos” de siempre y de los mismos burócratas
enquistados en el palacio de Justicia, después de todo un proceso de selección
se queden algunos que como decía Marco Tulio Cicerón en sus Catilinarias,
debían estar en el banquillo de los acusados; y , en nuestro caso, como
abogados de toda índole, ante el silencio cómplice e indiferencia de Colegios
de Abogados, conformados por ciertos graduados que no ejercen la profesión de
abogados litigantes, que seríamos los que más afectados con una mala
designación de los jueces futuros; ya
que en la practica, somos los responsables de no haber aprendido a exigir
nuestros derechos como profesionales y
los derechos de la sociedad a la que pertenecemos, sin esperar que otros nos vengan
a redimir.
A
propósito de la conciencia que exigimos en la elección de jueces, ahora que
todos presumimos estar sumergidos en el fango de la concusión, peculado,
enriquecimiento ilícito, el prevaricato de algunos jueces en todos os niveles, según la información de
los medios de comunicación, ese prohombre universal, Manuel Kant, definía la
conciencia como “…el instinto de
juzgarnos a nosotros mismos a la luz de la moral; no como una mera facultad
orgánica y mental; sino como la “vigía y defensa de la moralidad de la vida”;
ya que la conciencia para toda persona, es la ley que rige sus acciones; a como
ya manifestaba Solón hace más de dos mil años, al decir: “La conciencia pura, es la mejor ley”; más aún para nuestros jueces, que tiene que enfrentar a muchos
“chuqi seven” ocultos, para discernir entre lo justo y lo injusto.
El
tiempo que vivimos es especial. Ahora todo es escándalo y dudas. Por tal razón
habrá que preguntar a lo más alto: ¿Se habrán olvidado de estos dogmas
filosóficos y reflexiones los asesores de los señores miembros del C, de la J.
de Transición? Ya que sobre estas altas Autoridades, pesa la gran
responsabilidad de cambiar la cara de la justicia. ¿Habrá algún aspirante que
diga que su conciencia está limpia y libre de pasado? Acepto que lance la
primera piedra el que esté libre de acusaciones; aunque sea amprándose en la
garantía de la presunción de inocencia y en el respeto de los sagrados derechos
humanos.
Por
ello, creo y estoy convencido que una aspirante finalista diga de memoria que “... en este proyecto
histórico que marca un antes y un después en la justicia del Ecuador.”Pero mas
dudo de aquel al que se le borró la memoria…de la computadora; y, más de los
actuales jueces y conjueces de las dos Salas Penales de la CNJ que se les
olvidó que el Fiscal anterior debía emitir su dictamen en un juicio colusorio
en diez días, término fatal; sin embargo al dictar sentencia, lo tomaron como
base, pese a no vinculante dicho dictamen redactado sobre documentos
falsificados y pese, a ser entregado por ese fiscal a los siete meses del
tiempo que debía hacerlo y debido a las presiones por los medios de
comunicación colectiva.
Entonces
el momento en que todos los habitantes del Ecuador; los abogados ha llegado
para obligar los jueces que queremos, pero para ello dejemos de permanecer de
rodillas y exijamos al Ejecutivo, a la Asamblea Nacional, al Consejo de
Participación Ciudadana y Control Social, al Consejo de la Judicatura de
Transición; a la ciudadanía, revisar el error en que incurrieron al aprobar una
reforma a la Constitución y el Código Orgánico de la Función Judicial,
pasándole por encima de la constitución y
la vez encontrar la solución, a base de la consulta popular y la
Constituyente y de la autoridad del pueblo, tomar siempre un estado de
transición y un estado de excepción, para salir de la crisis en la que vive la
Función Judicial, que continua con los mismos parches y vericuetos como los que se hicieron antes,
con graves repercusiones para la seguridad ciudadana y el bienestar del País.
Es
hora de salir del descrédito y la desconfianza en que estamos sumergidos.
Resulta muy duro escuchar en el momento social que vivimos, con jueces viejos o
nuevos; por cierto no son todos; la
sentencia dura que golpea nuestra conciencia y nos grita a cada paso:
“Desgraciada la generación cuyos jueces deben ser juzgados” (Talmuld); o, “Desdichados los pueblos
cuyo último recurso es la justicia” (Concepción
Arenal). Entonces levantémonos con dignidad.
DR. BAYARDO MORENO-PIEDRAHITA TATÉS
e-mail: bmorenopiedrahita@yahoo.com
MOVIMIENTO ACADEMICO DE ABOGDOS PROGRESISTAS
No hay comentarios:
Publicar un comentario